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martes, 28 de abril de 2015

Queridos amig@s de Canalizaciones

Todos hemos sido testigos en los últimos meses de la intensidad con la que se están manifestando las catástrofes naturales. En nuestra latitud, el norte y el sur se han visto azotados por la brutalidad de estos fenómenos, donde muchos han perdido todos sus bienes e incluso sus vidas o la de sus seres queridos.
Llama la atención que aún a estas alturas no tengamos otoño, la prolongación del verano es un hecho que no podemos dejar de percibir.
No sólo hay miles de compatriotas afectados, sino también muchos de nuestros hermanos menores, los animales y lugares que ya nunca volverán a ser iguales.
Todos estos movimientos se han manifestado también en las estructuras de poder, en la política, en la iglesia, en la falta de credibilidad de los líderes que nos representan.
Estas barridas de lugares y personas obedecen a un desmoronamiento de las estructuras de poder, a una señal clara, de que todo lo que se ha construido desde la inconsciencia, desde el abuso, y desde el desamor tiene que transformarse.
Hay muchas fuerzas etéreas (maestros, ángeles, seres de luz)  que están apoyando nuestros procesos, nuestro crecimiento y evolución. Es por esa razón, que durante el 2015 y 2016, debemos también sacar nuestras verdades, dar nuestras opiniones, no permitir más abusos, hacernos más amorosos con nuestros seres queridos, y con todo lo que nos rodea, o sea hacernos más conscientes, más despiertos, más lúcidos y más conectados.
Les sugiero a cada uno de ustedes que en la meditación que realizan a diario con su respectivo maestro/a espiritual, visualicen y pidan también por la armonía en el planeta, por más  amor y generosidad entre nosotros, por la protección de nuestros hermanos y por una evolución de consciencia en todos los niveles.

Cariños para todos


Por Ana María Schindler
Psicóloga y Canalizadora
anaschindler1@gmail.com

Hacer lo que nos gusta

¿Hacer lo que nos gusta?
Parece algo inalcanzable y sólo para algunos priviligeados.  Nuestros condicionamientos, estructuras y aprendizajes adquiridos desde temprano, nos han trazado  un camino muy claro: estudiar y competir desde el inicio de nuestras vidas. Desde niños pequeños para obtener  un cupo en un colegio hasta pre-universitarios que necesitan generar un gran rendimiento para entrar a una universidad y luego el esfuerzo y el trabajo duro para mantener un trabajo y lograr el tan anhelado éxito, y quizás recién después de todo eso,  podemos lograr algo de felicidad o hacer lo que nos gusta.
Lo que podemos apreciar hoy en día es que la frustración e  insatisfacción crónica con nuestras formas de vida,  han ido ganando cada vez más espacio, las consultas por trastornos del ánimo  y trastornos de ansiedad se disputan el ranking del primer lugar de atención en  salud mental.
En el esfuerzo inagotable por mantener un trabajo, donde las  jornadas laborales son cada vez más largas, en la mayoría de las empresas,  es de mala educación irse a la hora, y la gran mayoría ha ido retrasando su horario de salida llegando cada vez más tarde a sus casas, situación que va inevitablemente mermando la calidad de vida, la vida familiar y por supuesto la vida personal.
Claramente hoy podemos comprar más “cosas”, autos cada vez más sofisticados en una ciudad atochada de vehículos, vacaciones “soñadas” en playas paradisíacas, donde poco y nada podemos conocer de la cultura y de la gente de esos países, y claramente podemos comprar “belleza”, para mantener un cuerpo artificialmente joven y atractivo.
Sin embargo, no hay duda alguna que la felicidad no la encontramos como un bien de mercado, o envuelta en un paquete atractivo ofreciéndose por algunas monedas.
En algún momento de la vida, todos llegamos a un cuestionamiento común: ¿a qué vinimos a esta vida? ¿Cuál es el sentido de nuestra existencia? ¿Cómo podemos ser felices? ¿Cómo salimos del sufrimiento? ¿Cómo encontrar a la pareja perfecta? ¿Cómo ayudar a nuestros hijos? , en fin, la lista es larga e interminable.
Un primer paso es voltear la cámara hacia dentro y bucear dentro de las profundidades de uno mismo, conocerse y desarrollarse internamente, darse cuenta de las trampas psicológicas que hemos adquirido y aprender a conectarnos con lo que queremos, con lo que nos gusta, con lo que vibramos, con lo que nos abre y expande, con lo que nos entrega felicidad y armonía, desarrollando nuestro ser y espiritualidad.
Un segundo paso es atreverse a dar el salto, decidirse y tomar la responsabilidad de nuestra vida. ¿Cómo puede ser que vivamos y trabajemos en lo que nos gusta? Si confiamos en que antes de encarnar en este plano, hubo decisiones que se tomaron, entendiendo que venimos a hacer lo que nos entrega sentido. Entonces, nuestra “misión” comienza a manifestarse.
Un tercer paso es descubrir qué tipo de ayudas tenemos desde otras dimensiones de la realidad.  Maestros espirituales, seres de luz, ángeles, familiares fallecidos, nos pueden asistir, ayudar, guiar y hacer que nosotros lleguemos a realizar nuestras tareas y a cumplir nuestros propósitos, entonces podemos desarrollar meditaciones con ellos para generar un contacto más íntimo. También podemos pedirles que se nos revelen a través de los sueños  o simplemente que nos ayuden a significar el día a día con la sincronía y con la sabiduría de que somos parte de un “Todo Mayor”, donde constantemente podemos recibir señales y revelaciones, siempre y cuando estemos abiertos a que eso suceda.
Finalmente el proceso consiste en que nos vamos tornando más amorosos con nosotros mismos, con nuestro prójimo, con nuestro entorno y con todo lo que nos rodea, conduciéndonos hacia una “aceptación” de nuestras elecciones.
En mi experiencia como psicoterapeuta y canalizadora, todos estamos en este plano material para aprender, para evolucionar, para internalizar experiencias y “ascender” en nuestro crecimiento espiritual. Depende entonces de nuestras decisiones, si de paso, nos iluminamos en algo, tomamos más consciencia, nos expandimos, nos hacemos más amorosos, el aprendizaje entonces es más claro, más dulce, más feliz y poderoso.


La canalización (Channeling)        
Por Ps. Ana María Schindler

La Canalización a lo largo de la Historia

El hombre, a lo largo de toda la historia y en todas las culturas, se ha interesado en responder a inquietudes existenciales como: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué vinimos a realizar a este plano? ¿Existen vidas anteriores? ¿Somos guiados por existencias etéreas, fuera de este plano terrenal? ¿Qué sucede después de la muerte física?
Desde la prehistoria podemos advertir la creencia en el espíritu o alma, esencia del individuo, entendiendo que ésta, trasciende a la muerte física. La comunicación con seres fallecidos, como en los antiguos cultos, la creencia y la comunicación con diversas fuerzas de la naturaleza y con Dioses que personifican aspectos de ésta. La recepción de mensajes que conducen a la sanación y  a estados místicos, cuyo resultado permite un incremento del entendimiento.
En los grupos de las culturas primitivas suele haber una persona a la que se le conoce como el chamán, el sanador, el consejero o el sabio. Esta persona es el intermediario entre sus semejantes y lo espiritual.
En Egipto es donde se empezó a utilizar el trance para alcanzar estados místicos y el diálogo con los Dioses. Los griegos relacionaban la canalización con la profecía o “manteia”. Platón escribió en “La República” y en “Las Leyes” que “la profecía, es la más noble de las artes”.
El concepto de musa es básico en la canalización. En la mitología griega, las musas eran Diosas que inspiraban la creatividad humana. En diversos relatos clásicos, la musa le dicta al poeta su composición. Los griegos afirmaban que las musas eran una manera de entender que existen fuerzas externas que apoyan ciertas actividades si se está en armonía con ellas.
Con la aparición del monoteísmo se puede considerar a Moisés como el primer canal que se convirtió en profeta de Yahvé. Le siguieron David, Salomón, Samuel, Daniel, Elías, Eliseo, Ezequiel, Jeremías, Isaías, Juan Bautista y otros a lo largo del milenio antes de Cristo. Ellos también manifestaron “el mundo del Señor vino a mí, para decirme….” También oyeron voces y tuvieron visiones de forma clarividente que creían provenir directamente de Dios.
La tradición islámica comenzó a principios del siglo VII d.C. cuando el profeta Mohammed recibió un abundante y variado material visionario de la divina presencia de Alá. En este sentido, Mohammed concordaría con la descripción de canal. Recibió enseñanzas por medio de sueños, visiones y voces, se dice que un ángel con forma humana llamó a Mohammed y le enseñó una escritura que podía recordar y leer más tarde aún siendo éste analfabeto. Gran parte de los libros del Corán son resultado directo del material canalizado por Mohammed.
En el siglo XVIII el científico sueco Emanuel Swedenborg, escribió que a los 56 años comenzó a tener visiones, a oír voces y que recibía la visita de ángeles para conducir su cuerpo espiritual al terreno de lo no físico, que incluía el cielo y el infierno. En el prefacio de su libro Heaven and Hell dice: “El clérigo de nuestros días no sabe casi nada del cielo, del infierno o de su propia vida después de la muerte”.
A mediados del siglo XIX, en la era espiritista, la canalización recibió el nombre de mediumnidad, los canales eran médiums. En esta era se produjo una reacción contra la visión del mundo materialista y racionalista, el de la Ilustración, que había predominado desde el siglo XVII. En esta era se produjo una apertura hacia las realidades trascendentales y no materiales.
En la literatura no encontramos consenso entre “canalización” y mediumnidad”, algunos sostienen que son sinónimos, mientras que otros establecen una distinción entre los términos. La mediumnidad se limita a la comunicación con los muertos, en cambio la canalización abarca la comunicación con otros tipos de consciencia más allá de la realidad física. Todo el material canalizado en esta era, describe la naturaleza espiritual de los seres humanos y de todo el universo. Los mensajes entregan sugerencias para vivir una vida más plena, en concordancia con las verdades de esta amplia realidad espiritual. Como también se puede recibir orientación para problemas cotidianos e intrínsecamente terrenales.
Por último, la historia de la Humanidad está marcada por ciclos periódicos, de un movimiento que va hacia el campo de lo físico como realidad principal, y otro que busca realidades espirituales o internas.
En el siglo XX y el actual podemos encontrar algunos canales notables, como por ejemplo Edgar Cayce, canal norteamericano, que luego de perder la voz de manera misteriosa, un médico le sugirió que se autohipnotizara para recuperarla. De esta manera Cayce podía “ver” en los cuerpos distantes de otras personas que buscaban su diagnóstico y consejo sobre la salud.
Cuando tiene lugar un movimiento en la consciencia, el yo superior es capaz de “ver”, “sentir” y “oír” más allá de lo que ahora percibimos como espacio y tiempo. Las experiencias de Cayce, describen este tipo de movimiento de la consciencia y de la percepción  en otras dimensiones.
También tenemos la trilogía de Neale Donald Walsh, “Conversaciones con Dios” (2001) donde un hombre común y corriente, angustiado y conflictuado con su propia vida, comienza a recibir mensajes de sabiduría y amor profundos, Dios le dicta y responde a sus preguntas, lo que se transforma en un diálogo que dura 3 años, convirtiéndose en una trilogía de gran significado. El primer volumen trata principalmente temas personales, centrado en los desafíos y oportunidades de la vida de un individuo. El segundo se ocupa de temas más generales, relativos a la vida geopolítica y metafísica del planeta, además de los retos a los que se enfrenta hoy el mundo. El tercero aborda las verdades universales de orden superior, así como de los desafíos y oportunidades del alma.
En esta misma línea, no podemos dejar de mencionar, Un Curso de Milagros, que ha inspirado la obra del conocido Gerald G. Jampolsky; Ramtha, 1998, textos canalizados por J.Z. Knight y editados por S.L. Weinberg , cuyo contenido afirman haberles sido dictado por una voz interior identificada como Jesús.
En el ámbito de la terapia, el Proceso Fischer-Hoffman, con el cual han trabajado renombrados psiquiatras del medio chileno, como Claudio Naranjo, Arturo Mardones y Arístides Rojas, es un procedimiento revelado por Fischer a su amigo Hoffman en 1967, después de fallecido. Este proceso se realiza como una terapia intensiva que, en ocho días, ayuda a desarmar los condicionamientos negativos de la infancia, dolor y sufrimiento, que crean bloqueos y limitan el desarrollo en la vida adulta. La respuesta sana a ese dolor es el perdón y el amor a los padres. Robert Hoffman, a quien se describe como un “sanador espiritual”, fue quien creó esta terapia a fines de los 60 en California. En 1972, junto al siquiatra chileno Claudio Naranjo, empezó a aplicarla en grupo y en 1985 la reformuló: estableció el formato actual de 7 días y medio y la llamó Proceso Hoffman de la Quadrinidad porque, según él, los seres humanos tenemos cuatro dimensiones que deben trabajarse en conjunto: física, emocional, intelectual y espiritual.
En la literatura sobre la canalización hay consenso respecto a la existencia de niveles, dimensiones o planos de la realidad. En  relación a los niveles más elevados y sutiles del plano físico tal como lo conocemos, la literatura teosófica de Blavatsky, la antroposófica de Rudolf Steiner,  la Rosacruz y los canales relacionados con este tipo de literatura afirman que hay un plano etéreo de energía sutil que actúa como una plantilla para la organización de estructuras físicas como la de nuestros cuerpos. Hay un plano astral dentro del cual se localiza la realidad emocional. Un plano mental, donde se encuentran todas las formas de pensamiento y un plano causal donde se produce la intencionalidad. Más allá del causal, hay un número de planos espirituales, que comprenden la voluntad, la sabiduría, el poder y el amor, que se aproximan a la fuente de “todo lo que es” Todos estos planos operan e interactúan de manera interrelacionada con una sucesión causal que fluye desde los planos más altos hasta los más bajos o densos, donde se encontraría el plano material.

¿Qué es la canalización?
Canalizar es el proceso de recibir información o inspiración, desde planos más allá de nuestra realidad física. Existen muchas formas de canalización, tales como la canalización vocal en trance y los oráculos (utilizando herramientas como el tarot y las runas.) Aún las formas más simples de creatividad, pueden considerarse como canalizaciones: composiciones musicales, danza y movimiento, y manifestaciones artísticas. La fuente específica de inspiración canalizada, no es tan significativa como el regalo que es traído a esta realidad.
¿De dónde viene la canalización? Muchas personas han escuchado acerca del proceso de canalizar guías espirituales, ángeles, extraterrestres y maestros ascendidos. Pero el aspecto más importante de la canalización es, quizás, la habilidad de la persona para conectarse con su propia energía espiritual o Ser Superior. Sin esa habilidad, el proceso de conexión con los guías espirituales parecería bidimensional o superficial. Conforme desarrollamos la relación con nuestro Ser Superior (y por consiguiente cuando nos comprometemos con nuestro proceso de crecimiento personal), el universo cobra vida con la conciencia que nos ayuda a aprender las maravillas de Dios.
El proceso de canalización sólo puede ser tan claro como el canal. Para lograr claridad, el canal debe comprometerse a un viaje de intenso crecimiento y descubrimiento personal.
Cada canal es único. Tal como los estilos musicales, el canal y su guía aprenden a crear una sinfonía de ideas y experiencias para quien escucha. Cada canal tiene su propio estilo.
La canalización es una instancia en que la persona receptora entra en un estado de conciencia diferente, en el que recibe información desde otros niveles o planos respecto a un tema preciso o respecto a lo que desee aparecer en ese momento desde esos otros niveles.
La mejor manera de aprovechar una sesión de canalización es buscar orientación en nuestras vidas o en distintos aspectos de ella. Quien canaliza requiere de una profunda intención de servicio y ayuda para con el otro. Desde nuestro estado superior y más expandido, se encuentra información que puede ser útil escuchar respecto de quiénes somos esencialmente, cuál es nuestro potencial y qué actitudes pueden ayudar a que nos acerquemos a ese potencial.


Como recomendaciones, creemos que se puede aprovechar mejor la experiencia de canalización si el consultante llega con una inquietud relativamente clara y no sólo por "curiosear". La claridad de intención ayuda a focalizar las energías en cuanto a obtener respuestas más claras y profundas. También es importante no pensar que la sesión, por sí sola, va a solucionar la propia vida: más bien, constituye una oportunidad de obtener claridad en cuanto a la dirección en la cual implementar cambios.
La profundidad de una buena sesión de canalización puede tener el efecto de varias sesiones de psicoterapia, por cuanto puede reorientar de fondo aspectos claves de nuestras vidas.

La Psicología Transpersonal
La Psicología Transpersonal considera que la psique es multidimencional. Existen diversos "niveles de conciencia" y cada uno tiene diferentes características y se rige por distintas leyes.
Por ello se la debe considerar como una cuestión de contexto. La terapia trabaja según el nivel de conciencia en que se encuentre el paciente conservando la conciencia del espectro total de la existencia. El psicólogo transpersonal detecta el nivel de conciencia del paciente y lo ayuda a superar los conflictos propios de ese nivel, estando alerta y dispuesto a seguir al paciente hacia nuevos niveles experienciales a medida que se van presentando. “El terapeuta transpersonal se ocupa de todos los sucesos que emergen a lo largo del proceso terapéutico, incluidos los asuntos mundanos, los datos biográficos y los problemas existenciales. Lo que en realidad define la orientación transpersonal es el modelo de la psique humana que reconoce la importancia de las dimensiones espirituales o cósmicas y el potencial evolutivo de la conciencia”, afirma Stanislav Grof.
Anthony Sutich y Abraham Maslow, a quienes se podría presentar como los padres de la psicología transpersonal aseguran que se trata del estudio científico empírico, y la implementación responsable de los hallazgos relevantes para las metanecesidades de la especie y del individuo, el llegar a ser, los valores últimos, la conciencia unitiva, las experiencias límite, los valores, el éxtasis, la experiencia mística, el temor, el ser, la autorrealización, la esencia, la maravilla, la felicidad, el significado último, la trascendencia del yo, el espíritu, la singularidad, la conciencia cósmica, la sinergia individual y de la especie, el encuentro interpersonal máximo, la sacralización de la vida diaria, los fenómenos trascendentales, el humor del yo cósmico y el sentido del juego, la percepción sensorial máxima, la expresión y la sensibilidad, conceptos, experiencias y actividades relacionadas.
No cabe la menor duda, de que entre los aspectos relevantes de su alcance y fundamentos se encuentra la naturaleza del ser, sus terapias, nuevas formas de aprendizaje, valores humanísticos, que para los estudiosos del comportamiento pueden ayudar a incrementar su mundo cognitivo y entender de otra forma el nuevo paradigma.

Los valores superiores y los impulsos que nos inducen a perseguirlos forman parte intrínseca de la naturaleza humana; reconocerlo es absolutamente necesario para que cualquier teoría de la personalidad humana sea significativa.
Lo que caracteriza al terapeuta transpersonal es el contexto; el paciente es quien determina el contenido. El terapeuta transpersonal se ocupa de todos los sucesos que emergen a lo largo del proceso terapéutico, incluidos los asuntos mundanos.

La orientación transpersonal es el modelo de la psique humana que reconoce la importancia de las dimensiones espirituales o cósmicas y el potencial evolutivo de la conciencia